Autor/es: Gustavo L. Feder
Editorial: Lenguaje Claro
Edidción: 2018
Páginas: 294
Encuadernación: rústica
Idioma: castellano
Tamaño: 23 x 15 cm
ISBN: 978-987-3764-29-5

Argentina pertenece al reducido lote de países productores de automóviles. Son poco más de cuarenta naciones que, con mayor o menor contenido local y con diversos volúmenes de producción, integran en plantas industriales establecidas en sus territorios unidades automotrices completas. Esta pertenencia no es reciente. Forma parte de un largo proceso que echó tempranas raíces al comenzar el siglo veinte.

Aunque pueda sorprender a un desprevenido lector, Argentina posee el privilegio de ser uno de los países pioneros en la construcción de automóviles. Y más aún: fue uno de los primeros que vio circular por sus caminos un ejemplar de esta singular invención, una de las más influyentes de la humanidad.

Cuando muchas de las grandes marcas que hoy abarrotan con sus modelos las calles y rutas argentinas no habían nacido, algunos pioneros armaron los primeros automóviles criollos. El automóvil argentino era una extraña realidad que sorprendía a propios y extraños y que desafiaba con su sola presencia la lógica del modelo económico agroexportador vigente, que priorizaba la explotación primaria y relegaba la producción industrial.

A pesar de todo, en sus primeros cincuenta años de vida, la industria automotriz argentina ejerció el rol dual de testigo y protagonista de la historia. A partir de diversas formas de propiedad, tanto estatal como privada o mixta, con la participación del capital extranjero y del empresariado nacional aportó modelos inéditos adaptados a los factores tecnológicos, productivos y sociales del país, aplicó exitosamente innovadoras tecnologías y supo adecuar productos extranjeros a las condiciones locales.

Este volumen forma parte de una obra cronológicamente más extensa que tiene la intención de reflejar la evolución histórica de la industria automotriz en Argentina. Se aborda aquí la etapa formativa de una actividad desarrollada a lo largo de un sinuoso período histórico de poco más de medio siglo.

Muchas de las iniciativas no pudieron superar la etapa de construcción de algún prototipo experimental o la fabricación de una limitada serie de ejemplares. Sin embargo, todas dejaron el testimonio de la capacidad creadora de los profesionales, técnicos y mecánicos argentinos, a los cuales se brinda homenaje en estas páginas.

Un siglo de autos argentinos - De los pioneros a la producción seriada - Gustavo L. Feder

$21.000
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Autor/es: Gustavo L. Feder
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Edidción: 2018
Páginas: 294
Encuadernación: rústica
Idioma: castellano
Tamaño: 23 x 15 cm
ISBN: 978-987-3764-29-5

Argentina pertenece al reducido lote de países productores de automóviles. Son poco más de cuarenta naciones que, con mayor o menor contenido local y con diversos volúmenes de producción, integran en plantas industriales establecidas en sus territorios unidades automotrices completas. Esta pertenencia no es reciente. Forma parte de un largo proceso que echó tempranas raíces al comenzar el siglo veinte.

Aunque pueda sorprender a un desprevenido lector, Argentina posee el privilegio de ser uno de los países pioneros en la construcción de automóviles. Y más aún: fue uno de los primeros que vio circular por sus caminos un ejemplar de esta singular invención, una de las más influyentes de la humanidad.

Cuando muchas de las grandes marcas que hoy abarrotan con sus modelos las calles y rutas argentinas no habían nacido, algunos pioneros armaron los primeros automóviles criollos. El automóvil argentino era una extraña realidad que sorprendía a propios y extraños y que desafiaba con su sola presencia la lógica del modelo económico agroexportador vigente, que priorizaba la explotación primaria y relegaba la producción industrial.

A pesar de todo, en sus primeros cincuenta años de vida, la industria automotriz argentina ejerció el rol dual de testigo y protagonista de la historia. A partir de diversas formas de propiedad, tanto estatal como privada o mixta, con la participación del capital extranjero y del empresariado nacional aportó modelos inéditos adaptados a los factores tecnológicos, productivos y sociales del país, aplicó exitosamente innovadoras tecnologías y supo adecuar productos extranjeros a las condiciones locales.

Este volumen forma parte de una obra cronológicamente más extensa que tiene la intención de reflejar la evolución histórica de la industria automotriz en Argentina. Se aborda aquí la etapa formativa de una actividad desarrollada a lo largo de un sinuoso período histórico de poco más de medio siglo.

Muchas de las iniciativas no pudieron superar la etapa de construcción de algún prototipo experimental o la fabricación de una limitada serie de ejemplares. Sin embargo, todas dejaron el testimonio de la capacidad creadora de los profesionales, técnicos y mecánicos argentinos, a los cuales se brinda homenaje en estas páginas.