Autor/es: Elena Ferrante
Editorial: Lumen
Edición: 2016
Encuadernación: rústica
Páginas: 480
Idioma: castellano
ISBN: 9788426401489

Nadie sabe quién es Elena Ferrante, y sus editores procuran mantener un silencio absoluto sobre su identidad. Algunos sospechan que es un hombre; otros dicen que nació en Nápoles para trasladarse luego a Grecia y finalmente a Turín. Pero todo lo que Ferrante quiso que se supiera de ella está en un pequeño libro titulado La Frantumaglia (Lumen, 2018), que consta de una entrevista y unos apuntes personales sobre su modo de entender la vida y la literatura. En 2010 Lumen lanzó un volumen titulado Crónicas del desamor, en el que se reunían las tres primeras novelas de Ferrante que ahora publicamos por separado. Luego de El amor molesto (Lumen, 2018), Los días del abandono es una muestra del talento que distingue su prosa, y hace unos años fue llevada al cine por el director Roberto Faenza.

Elena y Lila nacieron en 1944 en un barrio humilde de la ciudad de Nápoles. Su historia es el hilo conductor de esta espléndida saga napolitana, que llega a su tercera entrega. Lila se casó muy joven con el hombre más adinerado del lugar y tardó poco en dejarlo. Ahora vive en un sitio miserable, pero su ingenio no ha mermado: solo se ha transformado en rabia. Es quizás este odio lo que la llevará a liderar las revueltas en la fábrica y a negarse a una convivencia pacífica y modesta con su nuevo compañero. Elena, en cambio, ha estudiado e incluso ha escrito una novela. Ahora vive entre Nápoles y Pisa, casada con un profesor de la Universidad de Florencia. Así, a primera vista, nada une ya a las dos amigas. Pero el barrio de Nápoles donde crecieron aún las reclama, las viejas costumbres las devuelven a un tiempo que ya se fue, y la vida se cobra su precio. Con esta novela continúa una saga que ha hecho del costumbrismo una herramienta para la gran literatura y que coloca a Elena Ferrante entre los grandes nombres de nuestra época. «Elena Ferrante ha escrito novelas extraordinarias, lúcidas, honestas hasta la indecencia [...] Con su escritura araña la vanidad burguesa y el decoro doméstico, y le arranca la piel a la rutina.» JAMES WOOD, The New Yorker