Autora: Nélida Lomónaco de Fionda
Editorial: Corregidor
Edición: mayo 2009
Encuadernación: Rústica
Páginas: 208
Indioma: Español
ISBN: 9789500518116

Agustín Magaldi es sin lugar a dudas uno de los paradigmas de la canción popular, reconocido por la belleza de su voz y la calidad de su interpretación fue considerado por muchos como el heredero de Carlos Gardel. Magaldi hizo de su Arte un Apostolado, jamás dejó de cantar y grabar su voz, procurándose letras que fustigaran la injusticia social. Sentía que su profesión debía ser dedicada a obras de profundo contenido altruista que bregaran en defensa de los derechos humanos, en pos de una real distribución equitativa para las necesidades materiales y espirituales. En el mismo sentido ubica dentro de su repertorio temáticas que revindican el rol de la mujer, hasta entonces culpable de todos los dramas del hombre. Sus canciones fueron notas de virtual pensamiento musical. Arrullaba, tenía gestos de paz, pero también rayos de admonición. Perturbaba el sueño de los indiferentes. Este es el libro que se le debía a Agustín Magaldi, la voz sentimental de Buenos Aires, pero también es el libro que se les debía a todos sus admiradores. 

Agustín Magaldi - Nélida Lomónaco de Fionda - Libro

$13.600
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Autora: Nélida Lomónaco de Fionda
Editorial: Corregidor
Edición: mayo 2009
Encuadernación: Rústica
Páginas: 208
Indioma: Español
ISBN: 9789500518116

Agustín Magaldi es sin lugar a dudas uno de los paradigmas de la canción popular, reconocido por la belleza de su voz y la calidad de su interpretación fue considerado por muchos como el heredero de Carlos Gardel. Magaldi hizo de su Arte un Apostolado, jamás dejó de cantar y grabar su voz, procurándose letras que fustigaran la injusticia social. Sentía que su profesión debía ser dedicada a obras de profundo contenido altruista que bregaran en defensa de los derechos humanos, en pos de una real distribución equitativa para las necesidades materiales y espirituales. En el mismo sentido ubica dentro de su repertorio temáticas que revindican el rol de la mujer, hasta entonces culpable de todos los dramas del hombre. Sus canciones fueron notas de virtual pensamiento musical. Arrullaba, tenía gestos de paz, pero también rayos de admonición. Perturbaba el sueño de los indiferentes. Este es el libro que se le debía a Agustín Magaldi, la voz sentimental de Buenos Aires, pero también es el libro que se les debía a todos sus admiradores.