- Home
-
Products
- Cine
-
Música
- CD
- DVD
- Vinyls
- Bluray
- Boxsets
- Libros
- Tecnología
- Juegos
- Arte Shop
- Comunidad
- Arte Shop
- How to Buy
- About us
- Contact
- Blog
- Comunidad
- See all products
-
Cine
-
Música
-
Libros
-
Tecnología
-
-
Juegos
-
Arte Shop
-
Comunidad
- See all this category
- Bandas Sonoras
- Blues / Country / Soul
- Brasileña
-
Clásica
- Comedia musical
- Documentales
- EDM / Others
- Enseñanza
- Española
- Folklore
- Hip-Hop/Reggaeton
- Heavy Metal/Hard Rock/Otros
- Infantiles
- Instrumentales
- Jazz
- Latina
- Música de países
- New Age
- Poesía
- Reggae
-
Rock & Pop
- Tango
- Tropical/Cuarteto
- Otros
- See all this category
- Blues / Country / Soul
- Ballet
-
Clásica
- Heavy Metal/Hard Rock/Otros
- Jazz
- Movies
-
Rock & Pop
- See all this category
-
Arte
-
Ciencias Naturales
-
Ciencias Sociales
-
Humanismo
-
Music Books
-
Literatura
-
Otros
Autor/es: Carolina Roisinblit
Editorial: Lumen
Edición: 2015
Encuadernación: rústica con solapa
Páginas: 128
Idioma: castellano
Tamaño: 15 x 22 cm
ISBN: 978-987-00-1061-6
Este libro no pretende sustituir una clase de canto, sino orientar a todos los que quieren cantar y nunca se animaron a tomar clases, a los que no quieren tomar clases pero sí cantar, o a los que ya toman clases y eso empezó a despertarles más curiosidad.
Después de años de dar clases de canto empecé a notar que, cuando un alumno llega a su primera clase, muy rara vez tiene idea de “lo que le espera”. Es decir: las clases de canto son un misterio para cualquiera que no las haya tomado. En las entrevistas, me hacen preguntas que van desde “¿enseñás a respirar?” hasta “si yo hablo bajito, ¿igual puedo cantar?” o “¿podemos cambiar mi voz para que suene como la de Michael Jackson?”
Muchas personas se sorprenden y se alegran cuando les digo que vamos a trabajar con su voz, pero con todo su cuerpo también. Ahí empiezan las preguntas: “¿entonces podemos hacer cosas de relajación?” o los comentarios “¡¡Ah!! ¡Qué bueno, porque yo siempre tengo una contractura acá! (previo señalarse el cuello o un hombro)”. Y les explico que sí: uno es uno solo, uno entero, no un cuerpo y una voz. Y ahí empieza el recorrido.
Este libro no pretende sustituir una clase de canto, sino orientar a todos los que quieren cantar y nunca se animaron a tomar clases, a los que no quieren tomar clases pero sí cantar, o a los que ya toman clases y eso empezó a despertarles más curiosidad acerca de su voz […] para que, de a poquito y con espíritu aventurero, vayan probando en sus casas cómo es esto de “jugar a ser cantante” (siempre creí que uno “es” en la medida en que uno se anima a “jugar a ser”)
Un cantante ¿canta como se le canta? - Carolina Roisinblit - Libro
Autor/es: Carolina Roisinblit
Editorial: Lumen
Edición: 2015
Encuadernación: rústica con solapa
Páginas: 128
Idioma: castellano
Tamaño: 15 x 22 cm
ISBN: 978-987-00-1061-6
Este libro no pretende sustituir una clase de canto, sino orientar a todos los que quieren cantar y nunca se animaron a tomar clases, a los que no quieren tomar clases pero sí cantar, o a los que ya toman clases y eso empezó a despertarles más curiosidad.
Después de años de dar clases de canto empecé a notar que, cuando un alumno llega a su primera clase, muy rara vez tiene idea de “lo que le espera”. Es decir: las clases de canto son un misterio para cualquiera que no las haya tomado. En las entrevistas, me hacen preguntas que van desde “¿enseñás a respirar?” hasta “si yo hablo bajito, ¿igual puedo cantar?” o “¿podemos cambiar mi voz para que suene como la de Michael Jackson?”
Muchas personas se sorprenden y se alegran cuando les digo que vamos a trabajar con su voz, pero con todo su cuerpo también. Ahí empiezan las preguntas: “¿entonces podemos hacer cosas de relajación?” o los comentarios “¡¡Ah!! ¡Qué bueno, porque yo siempre tengo una contractura acá! (previo señalarse el cuello o un hombro)”. Y les explico que sí: uno es uno solo, uno entero, no un cuerpo y una voz. Y ahí empieza el recorrido.
Este libro no pretende sustituir una clase de canto, sino orientar a todos los que quieren cantar y nunca se animaron a tomar clases, a los que no quieren tomar clases pero sí cantar, o a los que ya toman clases y eso empezó a despertarles más curiosidad acerca de su voz […] para que, de a poquito y con espíritu aventurero, vayan probando en sus casas cómo es esto de “jugar a ser cantante” (siempre creí que uno “es” en la medida en que uno se anima a “jugar a ser”)