Autor/es: Diego Roel
Editorial: De todos los mares
Edición: 2017
Encuadernación: rústica con solapa
Páginas: 80
Idioma: español
ISBN: 9789874644916

El viaje, sobre todo si es por tierra, ofrece la cambiante visión de las ventanillas, que a veces se hace monótona y otras veces cambia vertiginosamente. Es este el mecanismo que mueve estos poemas. Es, através de esa imagen apenas bocetada, que dan testimonio de la velocidad de la vida. “Mi vida yace en las piedras”, dirá Roel, o el personaje al que se entrega, pero esas piedras apenas fueron tocadas: “besé las lápidas”. Es lo que queda. Leí en estos días un poema de Kay Ryan traducido por Mirta Rosenberg cuyo título es “Las cosas no deberían ser tan duras”. Estilísticamente, el poema no tiene mayor relación con esta intemperie de Roel. Pero refiere a las huellas mínimas que todos deberíamos poder dejar sobre las cosas. Las lápidas no son nuestras huellas, sino póstumos homenajes de otros. Kay alude al desgaste que deberíamos hacer a las cosas cotidianas. Roel besa una cosa: un nombre, el testimonio de otro. Un beso es transitorio.
Los poemas de Diego Roel se erigen sutiles sobre una cita de Seferis: “Y ahora todavía al apoyarte / en los anchos omóplatos del sueño / incluso si te arrojan / al pecho adormecido del océano/ buscas esquinas en las que lo negro / se ha desgastado y no resiste”. La memoria de Roel en esta intemperie o mar de aire continuamente hace catálogos de nombres de calles, capillas, islas, ríos. Una voz le indica hacerlo, como si se tratara de rescatar o conjurar lo que puedan tener de eterno las cosas al ser mencionadas. Antes de comprobar: “Eres aire, materia en perpetua mutación”, habrá de pasar por la percepción del tiempo, esto es, la muerte que arrasa (pone a ras) el paisaje. Su lenguaje, transparente, sibilino, hermético, fragmentario, radiante, encuentra en esa calidad, justamente, la experiencia de nuestra vida y la índole, el carácter, de esa experiencia. Jorge Aulicino

Diego Roel nació en Temperley,provincia de Buenos Aires, en 1980.
Publicó Padre Tótem/ Oscuros umbrales de revelación (Libros de Tierra Firme, 2004; El Mono Armado, 2013), Diario del insomnio (Libros de Tierra Firme, 2005; Editorial detodoslosmares, 2013), Cuaderno del desierto (Libros de Tierra Firme, 2007), Las variaciones del mundo (El Mono Armado, 2010) y Los Jardines del Aire (El Mono Armado, 2012). Actualmente reside en La Plata.

Las intemperies del mar - Diego Roel - Libro

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Editorial: De todos los mares
Edición: 2017
Encuadernación: rústica con solapa
Páginas: 80
Idioma: español
ISBN: 9789874644916

El viaje, sobre todo si es por tierra, ofrece la cambiante visión de las ventanillas, que a veces se hace monótona y otras veces cambia vertiginosamente. Es este el mecanismo que mueve estos poemas. Es, através de esa imagen apenas bocetada, que dan testimonio de la velocidad de la vida. “Mi vida yace en las piedras”, dirá Roel, o el personaje al que se entrega, pero esas piedras apenas fueron tocadas: “besé las lápidas”. Es lo que queda. Leí en estos días un poema de Kay Ryan traducido por Mirta Rosenberg cuyo título es “Las cosas no deberían ser tan duras”. Estilísticamente, el poema no tiene mayor relación con esta intemperie de Roel. Pero refiere a las huellas mínimas que todos deberíamos poder dejar sobre las cosas. Las lápidas no son nuestras huellas, sino póstumos homenajes de otros. Kay alude al desgaste que deberíamos hacer a las cosas cotidianas. Roel besa una cosa: un nombre, el testimonio de otro. Un beso es transitorio.
Los poemas de Diego Roel se erigen sutiles sobre una cita de Seferis: “Y ahora todavía al apoyarte / en los anchos omóplatos del sueño / incluso si te arrojan / al pecho adormecido del océano/ buscas esquinas en las que lo negro / se ha desgastado y no resiste”. La memoria de Roel en esta intemperie o mar de aire continuamente hace catálogos de nombres de calles, capillas, islas, ríos. Una voz le indica hacerlo, como si se tratara de rescatar o conjurar lo que puedan tener de eterno las cosas al ser mencionadas. Antes de comprobar: “Eres aire, materia en perpetua mutación”, habrá de pasar por la percepción del tiempo, esto es, la muerte que arrasa (pone a ras) el paisaje. Su lenguaje, transparente, sibilino, hermético, fragmentario, radiante, encuentra en esa calidad, justamente, la experiencia de nuestra vida y la índole, el carácter, de esa experiencia. Jorge Aulicino

Diego Roel nació en Temperley,provincia de Buenos Aires, en 1980.
Publicó Padre Tótem/ Oscuros umbrales de revelación (Libros de Tierra Firme, 2004; El Mono Armado, 2013), Diario del insomnio (Libros de Tierra Firme, 2005; Editorial detodoslosmares, 2013), Cuaderno del desierto (Libros de Tierra Firme, 2007), Las variaciones del mundo (El Mono Armado, 2010) y Los Jardines del Aire (El Mono Armado, 2012). Actualmente reside en La Plata.