Autor/es: Sara Gallardo
Editorial: Planta Editora
Edición: 2014
Encuadernación: cartoné
Páginas: 32
Idioma: español
ISBN: 978-987-24546-2-3

Una vez, Sara Gallardo, la autora de este libro, contó muchas cosas. Cómo era su vida, su familia, su casa, los viajes que hacía. También habló de los libros que escribió, que fueron bastantes. Algunos para chicos y otros para grandes. De sus cuentos para chicos, dijo que Dos amigos ya no se conseguía porque había resultado un tremendo éxito. Entonces, decidimos hacer que vuelva a estar en las librerías y agregamos Las siete puertas, otro cuento muy hermoso que merece ser leído y da respuesta a un problema muy común: qué cosas se pueden hacer cuando uno va a visitar a un familiar y se aburre. Cosas mucho más divertidas que mirar la tele, y con magia de verdad.

Sara Gallardo (1931-1988) nació y murió en Buenos Aires. Su primera novela Enero (1958), situada ya en la "América salvaje, imposible de catequizar" que sería el escenario de todos sus relatos, le valió un inmediato reconocimiento de la crítica, y fue traducida al checo y al alemán. Siguieron las novelas Pantalones Azules (1963), y Los galgos, los galgos (1968), que obtuvo un gran éxito de público, el Primer Premio Municipal y Premio Ciudad de Necochea con un jurado compuesto por Leopoldo Marechal, Aldo Pellegrini y Juan Carlos Ghiano. Eisejuaz (1971), alucinado monólogo de un indio mataco en busca de la santidad, y los relatos de El país del humo (1977) son habitualmente considerados sus obras maestras, sobre el camino luminoso de Juan Rulfo o Mario de Andrade. La rosa en el viento (1979), su último libro, fue escrito en España, primero de una serie de países por los que erró, junto a sus hijos, hasta el fin de su vida. Escribió una monumental y atípica obra periodística, para Confirmado, Primera Plana y otras revistas durante los años sesenta y setenta, y luego para La Nación, de la que fue corresponsal en Europa. Publicó los relatos infantiles: Los dos amigos y Teo y la TV, ambos de 1974, Las siete puertas, de 1975, y ¡Adelante, la isla! (1982) que incluye un breve texto autobiográfico. Desde la inclusión de Eisejuaz en la Biblioteca de Clásicos Argentinos, que dirigió Ricardo Piglia, y después de un largo olvido, su obra ha sido redescubierta y revalorada como uno de los hitos más originales e intensos de la literatura argentina del siglo XX.