Autor/es: Gustav Meyrink
Editorial: Gárgola
Edición: 2016
Encuadernación: rústica
Páginas: 288
Tamaño: 12 x 20 cm
Idioma: castellano
ISBN: 9789876131490

"La leyenda dice que Gustav Meyrink (1868-1932) estuvo a punto de quitarse la vida cuando tenía veinticuatro años. Pistola en mano, solo y desesperado en su habitación como el narrador de la novela que lo haría famoso, de pronto vio que tiraban un folleto por debajo de su puerta. La curiosidad, como se sabe, tiene la levedad de una nube pasajera y la potencia definitiva de una tormenta. Ocurre casi sin que nos demos cuenta y ocurre para siempre. Es posible imaginar al joven Meyrink leyendo con sorpresa y avidez ese texto que había llegado a sus manos en el momento justo: “La vida postrera”.

A partir de ese instante crucial, el banquero fracasado que había sido hasta entonces cambió de pronto el vacuo esoterismo de las finanzas por un esoterismo existencial que lo guiaría toda la vida, llevándolo por todos los derroteros de las ciencias ocultas,  entre teósofos, cabalistas, orientalistas y magos. Estudió alquimia y fue miembro de la famosa Orden Hermética de la Aurora Dorada. Al final de su vida se convirtió al budismo. Fue un hombre curioso, sí, un hombre que desconfiaba de la apariencia de las cosas y buscaba ver qué había más allá. Y lo buscaba con las herramientas con las que se suelen buscar estas cosas: las palabras."

Del prólogo de Ricardo Romero.

El Golem - Gustav Meyrink

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Autor/es: Gustav Meyrink
Editorial: Gárgola
Edición: 2016
Encuadernación: rústica
Páginas: 288
Tamaño: 12 x 20 cm
Idioma: castellano
ISBN: 9789876131490

"La leyenda dice que Gustav Meyrink (1868-1932) estuvo a punto de quitarse la vida cuando tenía veinticuatro años. Pistola en mano, solo y desesperado en su habitación como el narrador de la novela que lo haría famoso, de pronto vio que tiraban un folleto por debajo de su puerta. La curiosidad, como se sabe, tiene la levedad de una nube pasajera y la potencia definitiva de una tormenta. Ocurre casi sin que nos demos cuenta y ocurre para siempre. Es posible imaginar al joven Meyrink leyendo con sorpresa y avidez ese texto que había llegado a sus manos en el momento justo: “La vida postrera”.

A partir de ese instante crucial, el banquero fracasado que había sido hasta entonces cambió de pronto el vacuo esoterismo de las finanzas por un esoterismo existencial que lo guiaría toda la vida, llevándolo por todos los derroteros de las ciencias ocultas,  entre teósofos, cabalistas, orientalistas y magos. Estudió alquimia y fue miembro de la famosa Orden Hermética de la Aurora Dorada. Al final de su vida se convirtió al budismo. Fue un hombre curioso, sí, un hombre que desconfiaba de la apariencia de las cosas y buscaba ver qué había más allá. Y lo buscaba con las herramientas con las que se suelen buscar estas cosas: las palabras."

Del prólogo de Ricardo Romero.