Autor: Gilbert Simondon
Editorial: Cactus
Edición: 2016
Encuadernación: rústico
Páginas: 416
Idioma: español
ISBN: 9789873831089

Este libro reúne cursos y conferencias impartidos por Gilbert Simondon en los años 60 y 70. Los recorre una misma problemática: la comunicación en los diferentes niveles del ser. Esto sitúa esta obra en proximidad con la que fue su tesis central sobre la Individuación.
Se parte de un esquema operatorio general que funciona en todas partes, el “toque Simondon”, panteísmo raramente explicitado, esquema que existe “tanto en una fe religiosa como en un tubo electrónico”, esquema de tres elementos, a diferencia de la teoría de la información que trabaja con dos. Tenemos siempre una entrada de energía (se la llame alimentación o motivación), una entrada de información (o percepción), y una salida de acción (o efectuación). La comunicación ocurre mediante “relevos” que operan una amplificación, lo cual hace que una incidencia de débil energía pueda disparar un acontecimiento de proporciones. Este principio es tanto el de la evolución como el de la invención, una suerte de “dialéctica de la vida”.
La noción de relevo amplificador es fundamental. Y el individuo es relevo por excelencia, modulador situado “entre el orden cósmico y el orden microfísico”, operador de una comunicación activa entre órdenes de magnitud, por tanto más que individuo, individuación. Lo importante ya no es entonces el ser individuado, sino los patrones y configuraciones de aparición (“un pez que aparece una vez como predador y al rato como seductor, no es el mismo pez”). Antes que el ser entonces, el aparecer.
Los pares en que se sostenía la teoría social clásica caen como naipes, y sobre todo el dualismo que coloca la motivación en el individuo y la acción en lo social, que binariza la relación interior/exterior, organismo/medio. Con Simondon se trata más bien de un quiasma entre exterior e interior, el cual no es una visión poética sino una hipótesis dimensional, topológica, que desemboca en la noción de tracto psicosocial.
Según esta noción vectorial, todo es psicosocial, y esto significa no solo que en toda entidad social, molar, de gran talla, hallamos singularidades, moléculas, y relaciones infinitesimales (“las pequeñas descargas antes -o detrás- del gran relámpago”) sino que también en las moléculas hallamos relaciones psicosociales. Con esta noción circulatoria Simondon se franquea un paso hacia el mundo de las tendencias, los instintos y la inteligencia, donde el halo de uno se vuelca sobre el otro (así, “el instinto es inteligente sobre su territorio”), y donde todo comunica en un pluralismo facetado y multipolar.

Comunicación e información - Gilbert Simondon - Libro

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Autor: Gilbert Simondon
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Encuadernación: rústico
Páginas: 416
Idioma: español
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Este libro reúne cursos y conferencias impartidos por Gilbert Simondon en los años 60 y 70. Los recorre una misma problemática: la comunicación en los diferentes niveles del ser. Esto sitúa esta obra en proximidad con la que fue su tesis central sobre la Individuación.
Se parte de un esquema operatorio general que funciona en todas partes, el “toque Simondon”, panteísmo raramente explicitado, esquema que existe “tanto en una fe religiosa como en un tubo electrónico”, esquema de tres elementos, a diferencia de la teoría de la información que trabaja con dos. Tenemos siempre una entrada de energía (se la llame alimentación o motivación), una entrada de información (o percepción), y una salida de acción (o efectuación). La comunicación ocurre mediante “relevos” que operan una amplificación, lo cual hace que una incidencia de débil energía pueda disparar un acontecimiento de proporciones. Este principio es tanto el de la evolución como el de la invención, una suerte de “dialéctica de la vida”.
La noción de relevo amplificador es fundamental. Y el individuo es relevo por excelencia, modulador situado “entre el orden cósmico y el orden microfísico”, operador de una comunicación activa entre órdenes de magnitud, por tanto más que individuo, individuación. Lo importante ya no es entonces el ser individuado, sino los patrones y configuraciones de aparición (“un pez que aparece una vez como predador y al rato como seductor, no es el mismo pez”). Antes que el ser entonces, el aparecer.
Los pares en que se sostenía la teoría social clásica caen como naipes, y sobre todo el dualismo que coloca la motivación en el individuo y la acción en lo social, que binariza la relación interior/exterior, organismo/medio. Con Simondon se trata más bien de un quiasma entre exterior e interior, el cual no es una visión poética sino una hipótesis dimensional, topológica, que desemboca en la noción de tracto psicosocial.
Según esta noción vectorial, todo es psicosocial, y esto significa no solo que en toda entidad social, molar, de gran talla, hallamos singularidades, moléculas, y relaciones infinitesimales (“las pequeñas descargas antes -o detrás- del gran relámpago”) sino que también en las moléculas hallamos relaciones psicosociales. Con esta noción circulatoria Simondon se franquea un paso hacia el mundo de las tendencias, los instintos y la inteligencia, donde el halo de uno se vuelca sobre el otro (así, “el instinto es inteligente sobre su territorio”), y donde todo comunica en un pluralismo facetado y multipolar.