Autor/es: Gustavo Campana
Editorial: Colihue
Edición: 2018
Encuadernación: rústica
Páginas: 352
Idioma: castellano
Tamaño: 15,5 x 22,2 cm
ISBN: 978-987-684-314-0

Los datos mayúsculos o los detalles más insignificantes relacionados con el Mundial de Argentina 1978 son fundamentales para intentar entender la sinrazón de la etapa más oscura de la Argentina contemporánea y recordar las máscaras que utilizó la dictadura para proyectarse y perdurar. El fútbol como fenómeno de masas permite que con la misma intensidad una pelota simbolice pasión, dólares o campos de concentración. Por ello, el deporte del pueblo posiblemente sea uno de los caminos más cortos para intentar conseguir una porción de la verdad, palabra demasiado pretenciosa cuando la reconstrucción histórica tiene tantos enemigos ocultando pruebas y negando testigos.
A pesar de todas las amenazas que rodean al resultado del recuerdo o la magia del descubrimiento, en esta tarea de reconstrucción cuatro décadas más tarde se está lejos de “firmar el empate”. Periodísticamente, es imposible esquivar la tentación y “no salir a jugar”, aunque haya que enfrentar a más de un rival en el mismo partido. No es otro el desafío que se propone Gustavo Campana en esta obra. Sabe que en el laberinto del juego más popular del mundo habitan casi todas las tribus del poder real. Entran a la cancha prepotentes y ganadoras. Muchas veces arrasan con todo, y otras terminan colgadas del travesaño.
Los que usurparon el título de propiedad del potrero, los que desde la platea se sienten más importantes que los que juegan, siempre supieron que poniendo a la pasión como escudo, podrían estafar con impunidad indefinida. Tribunas sin pueblo pone al desnudo el matrimonio obsceno por el que una brutal dictadura cívico militar pretendió esconder su vileza detrás de una pelota. Igual que en un juego desprolijo y desenfrenado en el que la pelota navega por el aire maltratada y los 22 son cómplices de un partido para el olvido, el fútbol tuvo un rol protagónico, inmutable ante la caída de la Constitución, los fusilamientos, las desapariciones, la tortura, el exilio, la destrucción del aparato productivo, las listas negras, la quema de libros.
Mientras tanto, desde las tribunas, el público dijo “presente” y festejó la copa. Incondicional y sin demasiadas preguntas. Suicida, sin medir las consecuencias del engaño.

Tribunas sin pueblo - Gustavo Campana - Libro

$19.10 USD
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Autor/es: Gustavo Campana
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Edición: 2018
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Tamaño: 15,5 x 22,2 cm
ISBN: 978-987-684-314-0

Los datos mayúsculos o los detalles más insignificantes relacionados con el Mundial de Argentina 1978 son fundamentales para intentar entender la sinrazón de la etapa más oscura de la Argentina contemporánea y recordar las máscaras que utilizó la dictadura para proyectarse y perdurar. El fútbol como fenómeno de masas permite que con la misma intensidad una pelota simbolice pasión, dólares o campos de concentración. Por ello, el deporte del pueblo posiblemente sea uno de los caminos más cortos para intentar conseguir una porción de la verdad, palabra demasiado pretenciosa cuando la reconstrucción histórica tiene tantos enemigos ocultando pruebas y negando testigos.
A pesar de todas las amenazas que rodean al resultado del recuerdo o la magia del descubrimiento, en esta tarea de reconstrucción cuatro décadas más tarde se está lejos de “firmar el empate”. Periodísticamente, es imposible esquivar la tentación y “no salir a jugar”, aunque haya que enfrentar a más de un rival en el mismo partido. No es otro el desafío que se propone Gustavo Campana en esta obra. Sabe que en el laberinto del juego más popular del mundo habitan casi todas las tribus del poder real. Entran a la cancha prepotentes y ganadoras. Muchas veces arrasan con todo, y otras terminan colgadas del travesaño.
Los que usurparon el título de propiedad del potrero, los que desde la platea se sienten más importantes que los que juegan, siempre supieron que poniendo a la pasión como escudo, podrían estafar con impunidad indefinida. Tribunas sin pueblo pone al desnudo el matrimonio obsceno por el que una brutal dictadura cívico militar pretendió esconder su vileza detrás de una pelota. Igual que en un juego desprolijo y desenfrenado en el que la pelota navega por el aire maltratada y los 22 son cómplices de un partido para el olvido, el fútbol tuvo un rol protagónico, inmutable ante la caída de la Constitución, los fusilamientos, las desapariciones, la tortura, el exilio, la destrucción del aparato productivo, las listas negras, la quema de libros.
Mientras tanto, desde las tribunas, el público dijo “presente” y festejó la copa. Incondicional y sin demasiadas preguntas. Suicida, sin medir las consecuencias del engaño.